El cambio natural de la ciudad

Tras siglos y siglos de historia el destino de la desintegración balcánica quiso que la ciudad de Liubliana finalmente se convirtiese en una capital europea más. Y no cualquier capital.

Esta pequeña ciudad a las orillas de los Alpes no sufrió de lleno el conflicto étnico de la desintegración yugoslava y pudo beneficiarse del despegue de la Unión Europea.

Las heridas de la historia y su paso por distintos imperios forman parte de su personalidad urbana. La trama medieval sigue dominando el urbanismo de una ciudad típicamente centroeuropea, que además respira de una magnífico art nouveau influenciado por el Imperio Austrohúngaro que la hicieron llamar la Viena de los Balcanes.

Hoy en día, además es una ciudad vanguardista, moderna y verde, respondiendo a los retos urbanos del siglo XXI.

Liubliana sustituye a Bristol como capital verde Europea en 2016. La capital eslovena se enorgullece de haber llegado a conseguir este galardón llegando a la final y superando a Essen, Nijmegen, Oslo y Umeå.

Este año, pues, la ciudad ostenta la capitalidad y ejerce como modelo de actuación verde, compartiendo sus buenas prácticas con otras ciudades. Es la Comisión  Europea la que reconoce y premia a las ciudades que mejor se ocupan del medio ambiente y del entorno vital de sus habitantes, siendo un jurado de expertos el que valora cada ciudad en función de doce criterios medioambientales diferenciados, que abarcan desde el empleo sostenible hasta la gestión de los residuos.

No es el primer premio que recibe en esta categoría ambiental ya que en 2015 recibió el premio Tourism for Tomorrow en el encuentro mundial de la organización World Travel & Tourism Council (WTTC), como el destino con mayor orientación sostenible. La ciudad se ha especializado, además de en turismo cultural, en una oferta de turismo medioambiental muy vinculada con la naturaleza.

En cuanto al transporte, ya desde 2013 Liubliana cambió radicalmente su sistema, pasando de ser una ciudad dominada por los coches, a ser una villa en que se puede caminar con un tráfico más limitado, fomentando el transporte público. Cuenta con su propio sistema público de bicicletas que es compatible con el sistema de buses urbanos, conocido como BicikeLJ. Aunque realmente el Kavalir es el sistema más curioso y que hace el casco urbano de Liubliana único y exclusivo, que se trata de un vehículo eléctrico que circula en las calles peatonales y en las principales calles con tráfico restringido que pueden usar no sólo los turistas sino los ciudadanos de Liubliana con movilidad reducida que no pueden caminar.

Estamos hablando de que la capital eslovena es también la ciudad europea con mayor porcentaje de basura separada. Otro de los hitos de Liubliana es el querer conseguir por medio de su programa de Residuos Cero, ser la primera ciudad europea en conseguir no tener residuos urbanos y, concretamente, llegar a 2025 con al menos ¾ partes de los residuos fuesen separados. El proyecto se basa así mismo en la reutilización de objetos para que los ciudadanos les den una segunda oportunidad a todos aquellos materiales que solían tirar.

Con ellos llegamos al reto de Liubliana 2025, en que se fundamenta todas las actividades culturales y medioambientales de su administración local: “Visión 2025”.

Esta visión nueva de la ciudad, aparte de ser una gran marca urbana, muestra lo que es la ciudad a sus propios residentes y las expectativas que estos tienen en su futuro.

Una ciudad, como nos comentan los organizadores, que será manejable y cómoda, en que se comparta su legado histórico con los espacios verdes que la caracterizan: La imagen acicalada de los espacios públicos y la arquitectura bella seguirán siendo sus grandes valores urbanos.

Ello implica, por consiguiente, proteger y rediseñar según sea necesario el casco histórico mientras que la ciudad moderna se estimulará para cambiar en aras de mejorar la innovación. Ambas facetas de la ciudad no se demarcarán para competir sino más bien para complementarse.

En cuanto a la cohesión social de la ciudad también se tendrá en cuenta en el proyecto de la creación de una ciudad vanguardista en que la sociedad civil usa formas de autoorganización para tratar los asuntos públicos y para abrir nuevos cauces de participación que también incluirá a ONGs en la resolución de cuestiones urbanas a las que una ayuntamiento actual no siempre llega. Es una manera de mejorar la convivencia a la vez que se fomenta la descentralización de las actividades, siempre teniendo en cuenta que este proyecto también tiene como objetivo, no sólo hacer de Liubliana una ciudad más habitable en la próxima década, sino también ser un nuevo imán que atraiga a gente joven y población extranjera para frenar su envejecimiento poblacional.

Los principios que rigen este proyecto se resumen en:

• La ciudad será manejable y cómoda, perteneciendo en último lugar siempre a sus residentes.
• La ciudad histórica será protegida y reformada según las necesidades que requiera el casco histórico.
• La ciudad vieja al renovarse recibirá a residentes jóvenes y población activa para frenar la pérdida de población de algunos barrios.
• Los parques y jardines públicos también se renovarán en línea con el nuevo diseño de paisaje urbano.
• En línea con el envejecimiento anticipado de la población, se crearán una red de apartamentos y centros de día para ofrecer diferentes servicios a este sector de la población.

Liubliana ya ha avanzado mucho en muchos aspectos, por ejemplo, en sus zonas verdes que ocupan tres cuartas partes de su territorio municipal y que se ha preservado gracias a la plantación de más de 2.000 árboles y la construcción de cinco nuevos parques y la restauración de las riberas de los ríos Sava y Ljublijanica.

Y como no, hay que destacar el District Heating, un sistema de climatización propio que le da un valor todavía mayor a su eficiencia energética y que consiste en un sistema de cogeneración que distribuye la calefacción y el gas a los barrios mejorando la ecoeficiencia: se han reducido la emisiones de dióxido de azufre 40 veces en las dos últimas década.

Liubliana es lo que era y lo que sus habitantes han querido que sea: una ciudad en paz, viva y ejemplar para el resto de Europa y el mundo.