No se debe dejar a nadie en el andén

Adís Abeba se la conoce muy habitualmente como la capital política de África debido a todo su pasado histórico, diplomático y político, y con razón.

Esta ciudad, que es la capital etíope también conforma un Estado dentro de su organización territorial, dándole a esta urbe una independencia especial.

A su nivel, y con todas las particularidades que tuvo Etiopía en la historia colonial africana, Adís Abeba representa un melting pot único, con más de 80 nacionalidades y donde conviven nutridas comunidades de cristianos, musulmanes y judíos.

Es una ciudad llena de contrastes y en pleno desarrollo en que conviven vecinos de la vieja Abisinia que buscan oportunidades en la capital, a diplomáticos de un gran número de países, que paradójicamente también acuden a esta ciudad por la misma razón.

Adís Abeba es la sede de la Comisión de la Unión Africana, su brazo ejecutivo y administrativo, en lo que equivaldría a la Comisión Europea.

En 1936 los 32 Estados africanos que hasta el momento habían conseguido la independencia establecieron la Organización de la Unidad Africana en Adís Abeba, pero poco a poco se fueron sumando países, a lo que actualmente se le conoce como Unión Africana (UA).

Actualmente la UA es una unión continental que incluye a 54 países africanos, siendo Marruecos el único país que por divergencias políticas en cuanto al conflicto saharaui no forma parte de estar organización.

Esta versión contemporánea de la organización sigue manteniendo su sede en la capital etíope.

Entre sus objetivos destacamos el aumento de la unidad y la solidaridad entre los africanos, defender la soberanía de sus Estados Miembros, así como acelerar la integración socioeconómica y fomentar la cooperación internacional entre sus países socios.

Addis Abbeba, como no podía ser de otra manera, también es la sede de la UNECA, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África, brazo ejecutor de los programas de Naciones Unidas en el continente en estos campos:

• Política Macroeconómica
• Integración Regional y Comercio
• Desarrollo Social
• Recursos naturales
• Innovación y Tecnología
• Género
• Gobernanza

Todos estos trabajos diplomáticos convierten a Adís Abeba en referencia global y de política internacional entre todas las ciudades del mundo.

En pleno siglo XXI, esta ciudad no podía permanecer al margen del desarrollo transversal de los buenos mensajes que sus organismos internacionales dan desde sus sedes al resto del continente.

El reto, pues, ha sido conectar (o reconectar) a la ciudad con sus ciudadanos y ofrecer un medio de transporte público, eficiente, moderno y ecológico.

El tren ligero de Adís Abeba es el primero en ser construido en el África subsahariana y se podría considerar como un hito para demostrar que este país está saliendo de la pobreza.

La construcción que duró 3 años, se completó con un total de 41 estaciones en dos líneas y cada tren tiene la capacidad de transportar a la vez a 286 pasajeros, o lo que es lo mismo, 15.000 pasajeros a la hora, un récord para una ciudad colapsada, y se espera que estas líneas se vayan ampliando según la demanda de la ciudadanía.

Este nuevo sistema de transporte ayudará a facilitar la vida de la comunidad. Es eficiente y aparte de su alta capacidad, permite que coexistan otros medios de transportes que tradicionalmente se han usado en Adís Abeba. Desde una perspectiva de city branding, el tren ligero es atractivo para residentes, viajeros, turistas y otros visitantes y puede ser una llamada para una mayor inversión de capital privado.

Desde el punto de vista del desarrollo, el tren ligero es un elemento conductor de la regeneración urbana de otros proyectos, proveyendo una infraestructura permanente y atractiva a otras inversiones asociadas: estimula actividades asociadas como proyectos de renovación urbanos y residenciales, desarrollo comercial en áreas que anteriormente eran inaccesibles y da un mensaje positivo a todos los actores implicados, tanto vecinos, como empresas públicas y privadas.

Además, como estamos hablando de un transporte eléctrico, también se presenta como uno de los modos de transporte más sostenibles, en un momento en que todas las ciudades del mundo tienen por igual el reto del cambio climático en sus estrategias a largo plazo.

Posiblemente sea un pequeño gesto que ayuda a la identidad urbana de Adís Abeba, pero estamos seguros que a corto plazo mejorará la calidad vida de sus vecinos, y por lo tanto no hay que dejar de apostar por este tipo de proyectos en países en desarrollo justo donde se concentra la mayoría de la población que busca oportunidades de mejora. Cuando hablamos de progreso no se puede dejar a nadie tirado en el andén.